Esas ganas de huir, de salir
corriendo cuando alguien muestra que empieza a conocerte, aunque no te
reveles. Ese vértigo de quedarte. Esa indomable sed de alguien y de no
estar con nadie, de envolver las caricias en palabras. Esas ganas de
cambiar sin renunciar a nada. Esa hambre de imposibles".