De las dos entradas del café, siempre prefería la más estrecha, la que llamaban la puerta de la sombra. Escogía la misma mesa, al fondo del local, que era pequeño. Al principio, no hablaba con nadie; luego ya conocía a los parroquianos de Le Condé, la mayoría de los cuales tenía nuestra edad, entre los diecinueve y los veinticinco años, diría yo. En ocasiones se sentaba en las mesas de ellos, pero, las más de las veces, seguía siendo adicta a su sitio, al fondo del todo. "En el café de la juventud perdida" - Patrick Modiano
Éramos tan ingenuos. No sabíamos adónde nos llevaría el camino, no teníamos ni idea de que nos separaríamos. Playa, mar, cielo. Estaban ahí para nosotros y nada más que para nosotros. Un mundo sin fin. "El arte de conducir bajo la lluvia"- Garth Stein
Llega un momento en que es necesario abandonar las ropas usadas que ya tienen la forma de nuestro cuerpo y olvidar los caminos que nos llevan siempre a los mismos lugares... Y, si no osamos emprenderla, nos habremos quedado para siempre al margen de nosotros mismos.” Fernando Pessoa.
Se reunían un par de veces al año en cualquier punto del mapa para vivir unos días de ilusión y regresar luego con el cuerpo agradecido y el alma alborozada." Isabel Allende
Las olas llegaban a la playa levantando una espuma blanca. El intenso aroma del mar y el tacto rugoso de la arena. La línea lejana del horizonte en el mar que se extendía suspirando en silencio. Las luces de la costa que brillaban a lo lejos. Los faros de los coches, parecidos a satélites artificiales, avanzando despacio por la carretera. Banana Yoshimoto